Sinceramente, ese es el amor que a mí me gusta, en el que no hay dudas, en el que piensas en esa persona gran parte de tu tiempo, en el que pase lo que pase aguantas junto a esa persona, y demuestras al mundo que vuestro amor es de verdad y que nada ni nadie podrá romperlo, y sí, quizás yo sea el colmo del romanticismo, porque, lo admito, me encanta estar de verdad junto a alguien, es decir, darlo todo, estar siempre que lo necesite, tumbarte en esa playa de noche a contar estrellas, a hacer planes estúpidos para un futuro no muy lejano, llorar en su hombro viendo esa película de amor que tanto te emociona...
Pero el amor, al igual que todas las cosas frágiles, termina cayéndose un día a ese suelo frío y rompiéndose en mil pedazos, y te das cuenta de que duele, y mucho, y crees que no pasa nada, que son cosas que pasan, que es uno de los trucos del destino, quitarte algo para devolvértelo más adelante, pero cuando eso ocurre... te das cuenta de que éso no es lo que quieres.
Y yo, soy consciente de que no quiero a nadie, ahora mismo solo quiero a la persona más importante de mi vida, a mí misma, porque durante meses me he dejado a un lado y he pensado más en todo lo que me ha pasado y estoy harta, he gastado tantas lágrimas que no tienen sentido... todos necesitamos cambiar un poco nuestro estilo de vida, nadie supera pronto una ruptura, y si alguien lo consigue, que me diga cómo se logra porque yo sé que estoy preparada para enamorarme, es decir, podría estar con otra persona, tengo variedad a elegir, pero...¿de qué me sirve?, sólo sería un capricho pasajero, solo haría daño a la otra persona y no quiero, quiero ser feliz de verdad, sin juegos, sin mentiras... solo amor, del de verdad.
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